Era un día festivo. Había comido fuera con un amigo y, al volver a casa, me tumbé en la cama con esa sensación espesa de domingo: nada urgente que hacer, algo de pereza, ganas de dejarse llevar. Busqué un pódcast.
Elegí Go and Find Out, sabía que iba de viajes. Esperaba una mezcla de voces, idiomas, paisajes sonoros… O incluso, en el peor de los casos, un videoblog convertido en audio. Pero en su lugar escuché algo mucho más íntimo.
Una sola voz. La de Jonny Wright. Melodiosa, algo serpenteante. Durante media hora me habló en primera persona sobre lo que implica hacer la maleta y dejarlo todo atrás. Y aunque no había apenas otros testimonios, ahí estaban los rostros, la serendipia, lo eléctrico del devenir, la emoción ante lo desconocido... Me fui deslizando hacia una duermevela, acompañada por ese monólogo que me mecía en espiral…
He pensado mucho en Go and Find Out, sobre todo porque últimamente he oído varias veces “eso es demasiado visual para hacer un pódcast”. Pero resulta que no es una cuestión de imágenes, sino de atmósfera. De ritmo, de voz, de intención.
Go and Find Out me suena distinto a todo lo demás y la razón es que Jonny no procede del periodismo, sino que sus raíces se hunden en la música y el cine. Hablo con él un martes por la noche a las 22h en Madrid, las 16h en Carolina del Norte. Conversamos sobre viajes, escritura, diseño sonoro, memoria y vértigo. Y sobre lo que significa hacer algo para los demás, sin garantías, solo por el valor de intentarlo.
Go and Find Out es tu primer pódcast, pero no es tu primer proyecto. Tienes mucha experiencia en otras ramas de la creación, ¿cómo te presentarías?
Esa es una pregunta difícil. He estado oscilando entre la música y el cine durante gran parte de mi vida. Empecé a tocar el violín a los 7 años y a componer música a los 12. Después, cursé la licenciatura en música y un máster en cine. La literatura y la filosofía (el mundo de las ideas y la forma en que podemos explorar la vida, la conexión humana…) también han sido importantes para mí.
En cuanto al podcasting, de pequeño sí escuchaba audiodramas, radionovelas y cosas así. En 2006 mis hermanos y yo empezamos un pódcast de reseñas de películas, aquello fue un proyecto de secundaria, solo hicimos tres episodios. Y luego, como mucha gente en Estados Unidos, me enganché a Serial. Mis amigos y yo estábamos en vilo esperando el siguiente episodio. S-Town también me interesó mucho y estos días me encanta Proxy With Yowei Shaw. Así que siempre me ha gustado descubrir historias a través de la escucha.
En estos tiempos parece que a veces tenemos experiencias solo para crear contenido a partir de ellas y luego compartirlo. ¿La idea de hacer un pódcast surgió antes o después de hacer el viaje? Te lo pregunto porque, de ser mi caso, si hubiera hecho un viaje de esa magnitud con la idea de hacer un pódcast sobre él, no habría disfrutado de recorrer todos esos países.
Mi motivación era experimentar, pero tanto en el primer viaje como en el segundo estuve escribiendo. Para mí escribir es un hábito, escribo para procesar. Iba juntando todos esos textos y me preguntaba “¿Hay un formato que le siente bien a este material?”. La gente con la que me encontraba me sugerían escribir un libro o un blog, pero creo que estaba en Turquía cuando se me ocurrió la idea de hacer un pódcast. No lo tuve claro hasta entonces.
Me pareció interesante porque los videoblogs o los instagramers de viajes se orientan hacia lo visual: queremos ver vistas increíbles, queremos ver las comidas, ¡queremos verlo todo! Y creo que ese enfoque reduce los viajes a meros objetos estéticos. En cambio, a mí me interesan mucho más las cosas espinosas del viajar, las que no puedes poner en una pared y decir “esto es bonito”.
Como no viajaba para hacer un pódcast, no grabé las entrevistas. Ahora pienso que me habría gustado hacerlo, pero creo que también le habría restado valor a la experiencia, sí. A la larga fue una buena decisión.
Te imagino entonces volviendo a casa y sentándote a hacer un pódcast a partir únicamente de tus pensamientos y escritura. ¿Sentiste vértigo? Sostener tú solo episodios de 30 minutos…
Sabía que sería un proceso difícil y que me esperaba una enorme curva de aprendizaje, pero realmente quería lanzarme. Pronto me di cuenta de que existía una extraña intersección entre el audio, la narrativa, la edición y todas esas habilidades que he ido aprendiendo con la música y el cine. De hecho, me encanta pensar en el pódcast como una especie de cine para la mente. No solo el lenguaje, sino también el sonido, los efectos sonoros, la música, todo.
Durante la escritura, ¿en qué recursos o técnicas de narración te apoyaste?
Mis textos eran entradas de un diario, muchas de ellas descripciones de lugares, personas o sucesos. Me llevó tiempo conseguir que pasaran a ser narraciones en las que otras personas pudieran realmente participar.
Para ello en algunos momentos me basé mucho en el género de la memoria. Empezaba a leer un libro de este género y paraba en cuanto me sentía atraído por lo que estaba contando. Ahí me preguntaba: ¿qué está pasando entre este texto y yo? ¿Dónde ha ocurrido esa chispa, en qué momento, incluso en qué frase? Fue una práctica muy interesante.
Encuentros fugaces, tardes compartidas, viajes en autostop… ¿Todo lo que cuentas en los episodios ocurrió así en realidad o escribir desde el recuerdo, a posteriori, te ha permitido contar las cosas de otra manera, envolverlas con otro tono?
Una de las reglas de la no ficción es que si te inventas los hechos, estás siendo deshonesto, así que intento ser cuidadoso. Pero hay ciertas cosas que puedes hacer a la hora de trabajar con tus recuerdos para atraer al público. Por ejemplo, con la duración: tal vez dos eventos ocurrieron con una semana de diferencia, pero he podido crear un flashback y unirlos.
Aun así, es algo extraño. Con las historias siento una gran tensión porque creo que todas se construyen hasta cierto punto. Y que, mientras vivimos, nos movemos a través de una enorme corriente de sensaciones. Luego confiamos en nuestros cerebros y después en nuestros recuerdos para filtrar todas esas sensaciones, encontrar algunas realmente sabrosas, significativas, y ponerlas juntas en una línea que crea una narrativa. Esto es lo que la mayoría de nosotros hacemos con nuestras vidas y también es lo que yo hago con el pódcast.
Me gusta mucho tu voz, la energía que tienes, el ritmo, la sonoridad que le das las palabras. Hay fragmentos que a mí me parecen puro spoken word. ¿Cómo llegaste a fijar ese estilo? ¿Tenías experiencia locutando?
La verdad es que me resultaba intimidante que mi voz llevara el peso de todo el relato. Tengo experiencia cantando y he actuado un poco, pero nunca había hecho locución ni doblaje.
En cuanto al tono, sentía que si forzaba demasiado mi voz se volvía falsa y se convertía en algo impostado. Pero cuando estaba más despreocupado, como si hablara con alguien por teléfono, una tarde cualquiera, mi actuación se volvía demasiado relajada y no había suficiente energía. Así que intenté encontrar un equilibrio.
Hablemos ahora del diseño sonoro. Hay algunos efectos (algunos pasos, alguna puerta) pero son puntuales, la ambientación es minimalista. En cambio, la música tiene mucha importancia, por ejemplo, en el episodio en el que nos narras esa improvisación musical en Nueva York entre un amigo y tú. ¿Cómo te planteaste la composición?
Escribir canciones para mí es una forma de expresar las partes más profundas de mí mismo, pero eso no es lo que necesitaba esta serie. No se trataba de sacar fuera lo que yo llevaba dentro, sino de averiguar y plasmar lo que necesitaba cada escena. Ha sido una forma mucho más práctica de abordar la composición musical y me ha resultado muy divertida.
Al volver del viaje y empezar a trabajar los escritos, de manera paralela también comencé a trabajar en la música. Lo primero que hice fue crear una biblioteca de pistas musicales. Las tengo organizadas por el sentimiento que comunican. Tengo unas 30 carpetas: una para la tristeza, otra para la nostalgia, otra para el enfado…
Además de eso, también escribo específicamente para cada episodio (entre una y tres piezas por capítulo) porque hay personajes o momentos que requieren una música que no tengo.
Ha sido mucho trabajo empezar de cero en lugar de ir a una librería online y elegir cualquier cosa que sonara bien. Siempre me preguntaba: “Si pudiera tener cualquier cosa, si pudiera tener a cualquier artista o compositor haciendo una pieza de música para esta escena, ¿qué sería, cómo sonaría?”. Y mi tarea entonces era hacer ese tema.
Tu pódcast habla de tu experiencia, pero la intención es inspirar a quien te escucha. En lo personal, pienso que una buena película, una buena canción o un buen libro es aquel que te lleva a la acción, te inspira para que pase algo más. Tu pódcast me transmite esto desde el título: Go and Find Out. “Ve y descúbrelo”.
Solo puedo decir que he aprendido de mis errores con los títulos. Empecé mi proyecto musical hace cinco años y lo titulé con una especie de apodo de mi nombre artístico: Frail Jonny.
Perdona, pero, ¿qué es frail?
¡Exacto! Esto ya prueba que ese nombre tiene algunas debilidades. F-R-A-I-L. Significa frágil. No es una palabra que la gente use muy a menudo… Es un título descriptivo y estático, no está orientado a la acción. Aprendí de ese error y para este pódcast buscaba algo que le hablara al oyente, no que resumiera mi viaje, sino que fuera aplicable a cualquiera: Go and Find Out.
Ya hay ocho episodios publicados y quedan ocho más. Y llevas trabajando en el proyecto más de ocho meses. Imagino que habrá sido muy exigente… ¿Tu deseo siempre fue producir de manera independiente o llegaste a buscar algún tipo de financiación o alianza?
Tengo tendencia a ser lo que se dice un lobo solitario. En el fondo, todo parte de un deseo de control, pero también de sentirme mucho más involucrado que los demás en las producciones que hago con mi música o en el cine. En estos años he aprendido a producir, a grabar, a hacer ingeniería de sonido...
El podcasting es una industria en crecimiento pero bastante nueva y eso hace que sea un poco más fácil entrar. Es lo que me animó a probar por mí mismo en lugar de darle mis ideas a una empresa. Dicho esto, creo que habría sido mucho más fácil si hubiera trabajado con un equipo. Ahí fuera, con tanto pódcast, es el Salvaje Oeste.
¿Y cómo planificaste el lanzamiento? Producir un pódcast independiente requiere mucho trabajo, a veces se llega a la última fase tan agotado que ya no queda energía para cuidar la promoción.
Como también he pasado por eso con la música, esta vez intenté reservar el margen necesario para contarle a la gente que había hecho un pódcast. El día del estreno puede ser un poco agotador emocionalmente porque tienes que hacer todo el ruido que puedas, pero me prepararé para ello.
Además de publicar en redes sociales y poner algo de publicidad, he potenciado mucho el boca a boca. Parte de mi estrategia fue reunir a un equipo de lanzamiento, un grupo de personas dispuestas a difundir el pódcast para que se corriera la voz. Coincidiendo con el estreno también hice una fiesta para atraer a la gente local. Y también estoy tratando de llegar a los medios de comunicación.
¿Cuáles son tus planes ahora?
La primera temporada terminará en agosto. Después mi plan es salir y empezar a hacer una segunda temporada. Quizá vuelva a Europa, tal vez me vaya a Bangladesh, a la India, aún no lo he decidido.
Entre temporadas quiero seguir atrayendo público y proponerles algo que sea un poco más áspero, algo improvisado, quiero explorar el mundo del audio. Hasta ahora ha sido viajar y luego contar historias, pero esta vez quiero intentar hacer el pódcast en el camino. Me da mucho miedo, mi forma de viajar no es nada fácil y, si a eso le añades el proceso creativo, el viaje puede ser salvaje.
¿Qué aprendizajes te deja este doble viaje, físico y creativo?
He descubierto que solo el hacer algo que tiene valor para otras personas ya es una gran aventura. Y creo que, como creadores, es fácil perderlo de vista. A menudo empezamos a perdernos en nuestras dudas y en los contratiempos que ocurren.
Ojalá podamos aferrarnos a eso y a la belleza de la aventura en sí, tanto si llega o no a las listas de éxitos. Poder hacer algo para los demás es una de las oportunidades más hermosas y enriquecedoras que tenemos en la vida. Así que, sí, tengamos eso en mente: todos estamos en esa aventura.
Un poco de todo
Aunque es habitual en el ámbito anglosajón, diría que en España muy pocos pódcast avisan a los medios de su estreno. Y me refiero a mandar un buen dossier y una imagen en alta calidad, pero también a algún tipo de propuesta: una historia, un temita, una percha (todas son palabras que le hacen tilín a cualquier periodista). En el webinar How to Get Your Podcast Reviewed By the Media, organizado por Podcast Review, profundizaron en esta cuestión y me dieron muchas ideas.
Dan Taberski se ha pasado por Fresh Air. No comentaron el cierre de Pinapple Street, el estudio coproductor de algunos de su pódcast (por ejemplo, Hysterical y 9/12), pero sí dejó alguna reflexión interesantísima sobre lo que le mueve al abordar este tipo de historias: “I'm not really looking for answers. I'm more looking for wisdom. I'm more looking for people who were involved in it to help me put it somewhere in my head where it makes sense”.
Primero fueron los futbolistas, después algún tenista, luego varias influencers… Y ahora también una podcaster. Alex Cooper (Call Her Daddy) ya tiene su documental: Call Her Alex. En él se cuenta cómo ha pasado de tener un pódcast sobre sexo a construir todo un imperio mediático. Se estrenó en Tribeca y ya se puede ver en Disney +. A raíz de ello, en Vulture examinan su estilo como entrevistadora. Yo lo definiría como “estar muy arriba todo el rato”.
Sound Judgement es una newsletter escrita por Elaine Appleton Grant que sigo desde hace tiempo. En mi compromiso por participar (ya sabes, leer, reseñar y comentar más a menudo), crucé con ellas unos mensajes y ha incluido algunas de esas palabras y una mención a Punto de escucha en su nueva publicación, ¡gracias!
Ronda de recomendaciones
Esta vez he querido aplicar la práctica que mencionaba Jonny: detenerse ante un texto en cuanto te engancha y preguntarte por qué. He ido apuntando en qué momento exacto ha surgido la primera chispa con cada uno de estos pódcast y me he dado cuenta de que suele ser muy pronto.
Empiezo con dos pódcast de los que ya te he hablado y que acaban de terminar. Por un lado, (De eso no se habla). Si el primer episodio de Se llamaba como yo terminaba con un cambio en la narración —de la tercera a la segunda persona—, en el último capítulo Isabel Cadenas Cañón aplica otro sugerente recurso: una locución a dos voces. Lo hace en el 1:40’, cuando Begoña, la protagonista, pasa a ser también la narradora. La dueña de su historia.
Por otro lado, Fuera del Radar ha cerrado la primera parte de su séptima temporada. Las introducciones de José Ángel Esteban, siempre con una vocación lírica, son marca de la casa. La del episodio final, sobre los misterios que puede esconder un ojo es especialmente evocadora. En el 00:40’.
Me está gustando mucho Liberty Lost, una investigación sobre un centro evangélico de Estados Unidos que, teóricamente, acoge a adolescentes embarazadas para darles un hogar. En el fondo, lo que hacen allí es presionarlas para dar a los bebés en adopción. Parece una película de terror, también la educación sexual que reciben. 10:52’. Por ejemplo, cuando Abby tenía 13 años, su padre le regaló un anillo de pureza para que se lo pusiera y demostrarle al mundo que ella permanecería virgen hasta que encontrara un marido.
The Protocol es el nuevo pódcast de The New York Times, explica los orígenes del tratamiento que reciben las personas transgénero. 4:25’. Me llamó mucho la atención la primera pregunta del entrevistador tras la cabecera: “Where does this story start in your mind?”. Es una pregunta de manual y es una buena forma para descubrir el punto de vista del entrevistado y ya contagiarle de ese espíritu narrativo con el que debería darnos la respuesta. La contestación de la entrevistada se alarga más de 3 minutos que, además, dejan íntegros. Si eso no te sorprende, te digo que es mucho tiempo. Cada vez me gusta más que dejen hablar a la gente y que el narrador apostille / interrumpa menos.
Hace unos días me saltaba en Instagram este vídeo de Soraya Nárez: Mi verano con mi cuerpo vs mi verano si hubiera adelgazado. Con esa reflexión en la cabeza (“Lo vivo sin el cuerpo del verano, tengo el mío y no dudaré en utilizarlo”) entré en Camp Shame. En este pódcast escuchamos a aquellos que en los años 90, de niños, pasaron por este campamento para adelgazar y donde eran humillados por su sobrepeso. 05:05’. La retahíla de nombres que apoyaron la iniciativa en algún momento —desde la BBC hasta Oprah Winfrey— me hizo pensar en cuántas cosas fueron alabadas en su momento y hoy nos resultan intolerables.
“La teta está por todos lados. Y es tan increíble, que si no existiera habría que inventarla”. 1:10’. Lo dicen en la introducción de La teta contra Goliat, un branded coproducido por Anfibia Podcast, que cuenta muy bien los beneficios de la lactancia y también sus implicaciones sociales. Que haya madres que prefieran no amantar a sus hijos es una decisión personal pero me gusta que se cuestione de dónde puede haber surgido esos deseos y qué rol juega ahí la publicidad y la estructura del trabajo que nos hemos montado.
Para terminar…
Días de mucho calor = días perfectos para refugiarse en una expo. Marisa Flórez es una fotoperiodista que cubrió la transición española y los años que la siguieron. En Un tiempo para mirar (1970-2020) se pueden ver muchas de esas instantáneas tomadas en el Congreso, donde los momentos históricos se sucedían. Esta, en concreto, me gusta mucho por cómo retrata esa curiosidad sanísima que tiene el buen periodismo.

La próxima entrega será la última antes del parón veraniego, el calor ya aprieta y mis neuronas necesitan algo de descanso, pero ¡te espero dentro de dos semanas!
Andrea
¿Quieres sugerirme algún pódcast o que aborde algún tema? Ponte en contacto conmigo. Puedes escribirme a: puntodeescucha@substack.com
Qué buena recomendación de podcast! He escuchado esta mañana el primer y segundo episodio. Me ha gustado mucho la forma y el fondo. Los ensayos sonoros son un buen lugar para experimentar como productores y también como oyentes darnos la oportunidad de escuchar algo distinto.
Buenísima pinta Go and Find Out. En cuanto acabe la reescucha de Death of an artist para el club me pongo con ello.
Lo de "es demasiado visual para hacer un podcast" me ha recordado a lo que yo pensé cuando me puse a escuchar hace ya 3 o 4 años Field Trip del WP. Pensé, "a ver como hacen esto para que no sea un panfleto ecológico y aburrido" y claro, lo hicieron de manera magistral. La descripción de cada uno de los cinco parques mediante la escritura es increíble. Consigue que el oyente los vea, los sienta, casi los huela. Es magistral incluso en la descripción de personajes. Esta del guía en Alaska la tengo guardada como una de las maravillas en audio.
«John tiene pinta de poder estar aquí todo el día sin inmutarse. Lleva puesto un grueso impermeable amarillo pero no se ha puesto la capucha. Sus hombros están relajados. Mirándole parece que esta lluvia fría es una ducha caliente».
No se puede describir mejor.
Ah, y The Protocol me ha gustado mucho. El episodio, creo que es el 3, con la mujer que desata toda la campaña contra el tratamiento a chavales trans exponiéndola a sus propias contradicciones dejándola hablar es magistral. Y esa narración a dos voces (que veo tendencia porque aparte de en el final de Se llamaba como yo, está también en el último de Ian Coss) me parece muy interesante y creo que funciona muy bien.