La última vez que escribí en esta newsletter hablamos de nieve y montaña. Fue poco después de Reyes y el año estaba recién estrenado. Me parece que ha pasado muchísimo tiempo y en realidad tan solo han sido cuatro meses... Quizá a ti te parezca una eternidad, pero yo lo he sentido como un suspiro. Un día estaba comprando una agenda nueva y, de pronto, siento que ya voy tarde para organizar las vacaciones de este verano.
Tal vez ayude que a estas alturas -en Madrid al menos- ya hemos tenido una miniola de calor y que llevo pendiente del calendario desde hace muchas semanas, viendo avanzar los días con una fecha marcada en rojo: el 23 de abril.
Si alguien me pregunta dónde se ha metido este mes (y el de marzo, el de febrero, el de enero) le podré entregar 240 minutos de audio: están ahí, a resguardo, y con copia de seguridad, por supuesto.
No sé si existe algo similar al ghosting de los boletines, pero esa no era mi intención cuando, allá por enero, esta newsletter entró en stand by. Desaparecí porque me incorporé a un nuevo trabajo y en estos cuatro meses hemos estado produciendo un podcast, uno de esos en los que la cabeza no te da para sentarte el fin de semana a escribir sobre el mundo del audio porque, básicamente, lo que sigues pensando es cómo rellenar el hueco de guion con el que nos hemos topado en el episodio 4 (aquello se resolvió sin la necesidad de muchas piruetas narrativas) o si con la unión de tantos testimonios lograremos formar un ‘coro’ o si aquello se convertirá en un vaivén de voces sin saber a cuál agarrarse (difícil equilibrio).
Hemos hecho un podcast, sí. Hablo en plural porque ahora trabajo como coordinadora de Audio en el diario ABC y junto a mis compañeros Juan, María, Manu y Blanca hemos hecho un podcast narrativo. Se titula Los expulsados del paraíso. Sobrevivir a los Testigos de Jehová y, casualmente, también tiene una newsletter adherida donde todo el equipo irá escribiendo sobre el guion, la investigación del tema, el diseño de sonido, las ilustraciones del podcast… Esta vez se trata de contar las cosas desde dentro.
Pero hasta ahí la autopromo, lo prometo. Aunque ya lo estés pensando, este no es un texto publicitario, o no del todo… No vengo aquí a hablar de mi libro, sino a pedir disculpas. Desaparecí sin decir nada, sin un mero texto de despedida, sin contextualizar la mudanza laboral ni avanzar los planes. Sin despedirme en condiciones, al menos por ahora.
Cómo te explicaría… Una va por fases y cuando me toca entrar en modo concentración estoy aprendiendo a repartir la energía. Dedicarse es bueno, dejarse absorber no tanto. Y en esas sigo. Por supuesto, cuando escucho algo que me gusta o veo una noticia sobre el mundo del audio tengo la tentación de mandármela a mí misma para incluirla en la newsletter de ninguna parte, pero si los primeros cuatro meses de 2024 han sido así y ha salido bien la cosa, creo que necesitaré esa misma concentración para navegar los ocho restantes. Reubicarse de puesto también pasa por actualizar las coordenadas digitales.
En confianza te diré que he echado mucho de menos escribir aquí y hacerlo de esta forma, aunque solo me esté dando cuenta hoy, en un domingo a finales de mes donde de esos 240 minutos todavía nos quedan 180 por terminar de masterizar.
Deséanos suerte, ¡que hemos hecho un podcast!
Hasta la próxima,
Andrea